martes, 6 de noviembre de 2007

LA PERSECUCIÓN OBSESIVA DE UN CUERPO PERFECTO PUEDE LLEVAR A LA VIGOREXIA

Esta patología afecta sobre todo a hombres de entre 18 y 35 años.
Los expertos afirman que el 90% de los hombres no está satisfechos con su físico. Con el tiempo han ido descubriendo en sus cuerpos pequeños o grandes defectos que tratan de corregir de todas las maneras posibles. Dietas milagrosas que prometen la pérdida de hasta cinco kilos en menos de una semana, liposucciones o aumentos de pecho en sencillas intervenciones quirúrgicas son algunos de los métodos elegidos para conseguir un cuerpo que se supone perfecto.
Esta preocupación por conseguir el físico soñado se convierte para mucha gente en una obsesión que excede todos los límites racionales. Abandonan casi todas sus actividades sociales, se miran continuamente al espejo, visitan la báscula con demasiada frecuencia, están obcecados por verse musculosos, dedican sus horas libres casi en exclusiva al gimnasio, muestran "demasiado" interés por los anabolizantes y demás productos donantes y entrenan sin un objetivo claro. Son, en definitiva, ADICTOS AL GIMNASIO.

Ingesta de anabolizantes

Este culto al cuerpo viene además agravado por la ingesta de sustancias artificiales (asteroides y anabolizantes) para mejorar el entrenamiento. A los problemas óseos y articulares debidos al sobrepeso que tiene que soportar el esqueleto, la falta de agilidad y el acortamiento de músculos, el abuso de la toma de estos componentes expone al vigoréxico a un riesgo mayor de padecer enfermedades cardiovasculares, lesiones hepáticas, disfunciones eréctiles o disminución del tamaño de los testículos.

Lucha por superarse

Para el doctor Carlos Imaz, especialista en trastornos psicológicos relacionados con trastornos alimentarios, "vivimos en un mundo donde damos demasiada importancia a la imagen y es normal que surjan patologías a causa de esto". "El vigoréxico se mira al espejo y se ve enclenque. Realiza ejercicio al límite de sus posibilidades. Es una lucha continua por superarse", señala este psiquiatra.
La vigorexia se puede confundir con cuadros de trastornos alimentarios porque también modifican su alimentación para evitar alimentos grasos. "Los vigoréxicos necesitan valoración por parte de los demás y esa falta de valoración la buscan en esa mejora de su condición física. Acuden al gimnasio como una manera de eludir o afrontar inadecuadamente esa falta de autoestima. No tienen conciencia de malestar y eso limita el tratamiento", esgrime.

1 comentario:

Lic. Silvana Paz dijo...

Para reforzar el marco teorico pueden agregar enlaces a paginas referentes al tema ya sea de información sobre vigorexia como de publicidad dirigida a los adolescentes estimulando el consumo